Albini, el refutador de leyendas, estuvo al lado de la humanización de los discos y de las personas
Hernán Muleiro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 25 de mayo de 2024, p. 7
Productor, aunque prefiriera el término ingeniero de sonido, guitarrista y cantante, Steve Albini no sólo estuvo detrás de In Utero de Nirvana y centenares de otros discos, entre los que se cuentan Surfer Rosa, de Pixies y Tweez, de Slint. Tampoco se obtiene el retrato completo sumándole los discos en los que tocó y cantó, de los grupos Big Black, Zeni Geva y Shellac, entre otros. Falleció el pasado 8 de mayo en su estudio, Electrical Audio, en el que la tarifa podía depender del presupuesto del grupo.
Reconocido por el sonido que sacaba a las baterías en las grabaciones y también por negarse a cobrar regalías porcentuales luego de realizar su tarea, ya que decía que este dinero le correspondía al artista, Albini era un incitador de accidentes musicales.
Para un productor y músico con una gran cantidad de trabajos considerados legendarios, Albini era un gran desmitificador, no consideraba la ascensión a la masividad de la música underground en los años noventa en Estados Unidos como algo positivo y la denominó un proceso de coaptación. Si parte de la estrategia para vender música es canonizar al artista y a la obra, Albini estuvo del lado de la humanización de los discos y las personas, de correr el telón: Cada vez que una banda se hace famosa su imagen y mitología se vuelve oblicua. Todo lo que sabía sobre Nirvana era por estar expuesto a ellos de forma pública y casual, y no me convertí en un fan inmediatamente. Algunos de mis amigos fueron de gira con ellos y los conocieron, pero tratarlos de forma individual y personal a lo largo de un par de semanas me hizo apreciarlos mucho más y pude asociar sus personalidades con su música lo suficiente como para apreciarla.
La caja negra
Con Big Black, su primer grupo, Albini retrató su propia alienación y el lado oscuro de Estados Unidos, una velada perturbación de todo aquello que se consideraba normal. Otro elemento distintivo del grupo fue su utilización de la caja de ritmos: “Cuando empecé a usarla fue una manera de solucionar el hecho de que no encontraba otros músicos. Después de un par de meses trabajando de esa forma empecé a apreciar a la máquina de ritmos como un instrumento único y poderoso. Trabajé activamente en usarlo de una manera válida. Me gustaba su precisión y los pequeños detalles sobre el ritmo podían ser refinados y recordados mediante la programación. Empecé a llevarla como a un walkman, escuchando los patrones mismos y perfeccionándolos gradualmente. Todavía creo que las cajas de ritmo tienen un potencial como instrumentos carismáticos expresivos, me gustaría que se los explore más seriamente”.
Tocar por placer
Las desmitificaciones de Albini sobre la industria musical incluyeron la idea de siempre tener otro trabajo más allá de su grupo: La mayoría de las bandas no operan estrictamente como un negocio, sino como una forma de expresarse, de esa forma un grupo es viable siempre y cuando todos quieran seguir formando parte. Que una audiencia pague para que eso suceda es una especie de lujo. Así es como se manejaron las agrupaciones en las que estuve, en ninguna esperamos vivir sólo de la ella y esa mentalidad nos previno de tratarlo como una obligación. Siempre es un placer irse de gira, ensayar, escribir canciones o grabar.
▲ El artista Steve Albini, con su grupo Shellac, en una presentación en Buenos Aires en 2008.Foto Hernán Muleiro
Otra de sus refutaciones corresponde a la historia de que un músico debe triunfar en una gran ciudad para probar su talento: La mayor parte de la música interesante de la era pre Internet vino de escenas distintivas, dado que todos los lugares eran insulares, fuera de las grandes ciudades de la costa. Louisvile, Kentucky y Madison, Wisconsin fueron mucho más interesantes que Nueva York. En los años ochenta el suroeste tuvo sus escenas distintivas como las de Dicks en Texas y Meat Puppets en Arizona. La excepción sería en San Francisco, donde siempre pasaron muchas cosas. Los Ángeles estaba completamente vacío, todo maquillaje y mierda, buena música cero.
Uno de sus discos preferidos fue Spiderland (1991), del grupo Slint, justamente de Louisville: “Cuando era adolescente, descubrí el punk rock por The Ramones, poner su disco debut era mi ritual: primero el lado uno, después el dos, después el uno y así sucesivamente. El disco absorbió mis días y no sentí ese impulso de vuelta hasta Spiderland y sentí el mismo amor inmersivo por ese disco”.
En la apreciación que hizo del grupo británico Wire se pueden encontrar algunas pistas sobre su propia búsqueda: “Es una de un pequeño número de bandas verdaderamente experimentales, en la que no existía una estética predefinida, sino un deseo de crear. Eran tan extraños como la música más experimental, pero con la agresión y el empuje de la mejor música de rock. Pink flag (1977) fue un disco escuchado por todos los punks”.
Guanajuato
La velocidad y reputación de Albini como productor se conjugaron bien con el limitado presupuesto de bandas latinas buscando grabar en Estados Unidos. En 1999 grabó el disco Art(e) of Romance de los argentinos Fun People.
Albini grabó a varios grupos mexicanos, por ejemplo, Paroxismo, de la banda de hardcore chilango Ojo por Ojo. También alentó la construcción del estudio KB en León, Guanajuato, donde grabó y dio cursos en más de una oportunidad.
Mejor que buscar una conclusión sería terminar con una lista de algunos de los miles de discos producidos por Steve Albini: Pixies- Surfer Rosa (1988) / Pussy Galore- Dial M for Motherfucker (1989) / Whitehouse- Thank you lucky stars (1988) / The Jesus Lizard- Head (1990) / Man or Astroman?- Experiment Zero / Weed Eater- Good luck and good speed (2007) / Don Caballero- And And And And And And And And And And / Electralane- Axes (2006)/ Slint- Tweez (1989) /P J Harvey- Rid of Me (1993)/ Sunn O- Life Metal (2019) Godspeed You! Black Emperor- Yanky U.X.O (2002) / Low- Things we lost in the fire (2001) / Tad- God’s balls (1990).
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