Final muy cruel para Laura García-Caro en los 20 km marcha del Europeo de Roma. La onubense fue tercera hasta los cinco metros finales, cuando se vio superada por la ucraniana Lyudmila Olyanovska. El oro y la plata fueron para las italianas Antonella Palmisano y Valentina Trapletti.
Laura García-Caro, Cristina Montesinos y Raquel González partían con la primera, tercera y sexta mejor marca, respectivamente, de la temporada de todas las participantes, entre las que estaba la vigente campeona olímpica, la italiana Antonella Palmisano, y la doble campeona de Europa en Múnich 2022, la griega Antigoni Ntrismpioti.
Con el calor apretando, en torno a los 30 grados, aunque con la humedad dando un respiro -apenas del 35 por ciento-, 35 marchadoras de 14 países afrontaban los 20 km de la carrera.
La salida se situaba en la plaza que hay entre el Olímpico y el hermoso Stadio dei Marmi, con sus imponentes 60 estatuas de marmol de Carrara de cuatro metros, al que debían dar 19 vueltas, de un kilómetro cada una, antes de entrar en el estadio para cruzar la línea de meta.
Al paso del kilómetro 5 aún quedaban 16 atletas en el grupo de cabeza, con todas las favoritas a excepción de la polaca Katarzyna Zdzieblo, doble plata mundial en los 20 y 35 km marcha de Eugene 2022.
Un kilómetro después, y con Palmisano ejerciendo de ‘jefa’ desde el comienzo de la prueba, el grupo se había reducido a ocho marchadoras, entre las que estaban García-Caro y Montesinos pero no Raquel González ni la griega Ntrismpioti, de 40 años.
La ucraniana Mariia Sakharuk era la primera de las ocho en abandonar la ‘rueda’ de Palmisano y la francesa Clémence Beretta, que comandaban la carrera, con las dos españolas manteniendo el tiempo cuando se llegaba al kilómetro 10.
Palmisano tira de galones
Fue el momento que eligió Palmisano para tirar de galones y acelerar -pasó de 4:30 a 4:24 el kilómetro-, escapándose unos 10 metros del grupo perseguidor, al que se sumaba la francesa Camille Moutard.
A todo esto, Beretta veía su segundo warning, con lo que se arriesgaba a una parada obligatoria de dos minutos. La checa Eliska Martínková, también entre las primeras, se encontraba en la misma situación.
Palmisano, consciente de que su primer ataque había hecho daño, aceleró aún más -hizo 4:21 y 4:20 en los kilómetros 12 y 13- aunque lo realmente importante para los intereses españoles es que tanto Laura como Cristina seguían su estela a unos 12 segundos.
Martínková veía su tercer warning y se iba dos minutos a ‘boxes’, dejando la lucha por la plata y el bronce a seis marchadoras, entre las que estaban las españolas. Las cosas pintaban francamente bien…
La gala Beretta daba su brazo a torcer al paso del kilómetro 16 y el grupo de perseguidoras de la campeona olímpica en Tokio, que gozaba ya de más de medio minuto de ventaja, se reducía a cinco. La luz crepuscular de Roma caía sobre las espléndidas estatuas del Stadio dei Marmi, inspiradas en el Doríforo de Policleto y el Discobolo de Mirón. La gloria estaba ya a las puertas…
La italiana Valentina Trapletti movía ficha y saltaba del grupo, llevándose detrás a Laura García-Caro. Faltaban poco más de dos kilómetros y las medallas, ahora sí, parecían tener dueñas…
Palmisano y Trapletti entraban ya en un Olímpico casi vacío -muy triste esta imagen- con sus respectivas banderas nacionales al cuello, cerrando así el debut soñado para los anfitriones. En cuanto a Laura, se veía superada por la ucraniana Lyudmila Olyanovska en los últimos metros, en un final muy cruel para la onubense, que también lucía una bandera española y levantó un brazo antes de ver como se esfumaba la medalla.
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